ESPIRAL DE SABORES




Desde que inicia el día sabemos que debemos alimentarnos para tener las energías suficientes para ser productivos, nuestros ancestros labraban la tierra, coexistían sin dañarla, no existía el consumismo, predominaba el trueque, y en visto que debían hacer rotación de cultivos, entre núcleos cercanos intercambiaban cosechas.
Estas prácticas económicas ancestrales, terminaban en el fogón, con las deliciosas tradiciones culinarias. Que hoy en día están en vía de extinción, pues no es el mismo contenido nutricional, el sabor particular, de un alimento de origen de semilla nativa a un alimento de origen de semilla transgénica, ni siquiera las formas de cocinar o los empaques orgánicos al plástico.  La modernidad nos sustituye el fogón de leña por el gas Natural.
Los costos de la modernidad y lo urbano, para los cuerpos y su condición saludable son evidentes, cada día los casos de enfermedades aumenta, y todo a causa de no saber lo que comemos. Pero aun siendo este el panorama, en Colombia y en Boyacá tenemos ventajas, los hermosos tapetes que cambian de colores, desde que se labra la tierra y se deja expuesta su color negro intenso, y luego creciendo la vida y los alimentos, en ella vibran los verdes vivos de nuestros suelos.
Y que más hermoso que vibrara nuestra memoria del paladar para identificar aquello que nos alimenta y nutre, la conciencia de que la labor del campesino no es fácil y que es de enorgullecerse la fuerza de nuestra gente.


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